La toxina botulínica es un ingrediente activo que bloquea la acción del neurotransmisor responsable de la contracción muscular. Es esta misma contracción que causa nuestras arrugas faciales.
Su uso puede reducir tanto las arrugas horizontales como verticales localizadas en la frente y las cejas. También ayuda a alisar los relieves cutáneos consiguiendo así un efecto de rejuvenecimiento del rostro.
El Botox es particularmente eficaz en las arrugas de la frente (1), en las arrugas llamadas "líneas de expresión" entre las cejas (2), así como en las de "patas de gallo" alrededor de los ojos y en las ojeras (3).
Es indicado tanto para mujeres como para hombres.
Las arrugas son naturales, pero son un indicio del paso del tiempo y del envejecimiento de la piel.
Hoy en día, aquellas o aquellos que se preocupan por sus primeras arrugas tienen la oportunidad de verlas desaparecer de una manera eficaz.
El Botox se puede utilizar como tratamiento curativo en la piel ya arrugada, pero también como tratamiento preventivo en una piel joven y flexible.
Su cirujano le inyecta 5 a 7 puntos de toxina botulínica en la zona a tratar mediante una aguja fina. Esta inyección es prácticamente indolora.
A continuación, se le aplica una compresa fría en la cara y usted hace algunos ejercicios de contracción para "fijar" el producto.
La reanudación de las actividades normales es posible el mismo día.
No se necesita ninguna anestesia.
Toma unos cuantos minutos.
El resultado consiste en una reducción efectiva de las arrugas.
Comienza a aparecer alrededor del tercer día pero se estabiliza dentro de los 15 días.
Este resultado no es definitivo. Se recomienda volver aproximadamente cada seis meses, de acuerdo con la reaparición de la arruga. Después de tres años, el tiempo transcurrido entre dos inyecciones puede pasar de seis a doce meses.
Son muy raras y siempre reversibles, es decir que no hay ninguna secuela posible con la toxina botulínica.
Durante las consultas con su cirujano, se le detallarán todas las complicaciones posibles
Se trata de una alternativa muy interesante, que puede estar asociado de forma segura con un procedimiento complementario, como las inyecciones de ácido hialurónico, la luz pulsada o el peeling.
La toxina botulínica es también sumamente eficaz contra la transpiración o sudoración excesiva de las axilas, que puede ser responsable de un malestar importante.
Es indicada tanto para mujeres como para hombres.
El Botox actúa bloqueando localmente el sistema nervioso simpático, que estimula la secreción de sudor.
Se trata de una revolución en el tratamiento de la transpiración excesiva de las axilas.
Antes de las inyecciones, su cirujano le aplica una solución con yodo y luego almidón, lo que colora de azul las zonas que transpiran más.
Por lo general, aplica 10 inyecciones por axila.
La reanudación de las actividades normales es posible el mismo día.
Se le puede ofrecer una crema anestésica si tiene la piel sensible.
Toma unos cuantos minutos.
El resultado consiste en una reducción significativa de la sudoración en las axilas.
Comienza a aparecer alrededor del tercer día pero se estabiliza dentro de los 15 días.
Este resultado no es definitivo. Dura de 6 meses a un año, pero es posible la reinyección después de la desaparición del efecto del Botox.
Son muy raras y siempre reversibles, es decir que no hay ninguna secuela posible con la toxina botulínica.
Durante las consultas con su cirujano, se le detallarán todas las complicaciones posibles.
Para informarle de antemano, aquí están los posibles riesgos:
Consulte este sitio que da más explicaciones acerca del botox.
La información proporcionada por el Dr. Philippe LETERTRE debe ser únicamente una ayuda o un complemento a las consultas con su cirujano.
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